El título de este episodio es simplemente à “Ambrosio” y una vez que aprendamos un poco mas sobre él, veremos que el título es suficiente.
Porque Ambrosio fue una de las figuras más interesantes de la Historia de la Iglesia, un ángulo en el cual el curso de la fe cambio.
Nacido en 340, Ambrosio era el segundo hijo de Ambrosio, el gobernador imperial de Galia y parte de una antigua familia romana, que incluía el famoso Marco Aurelio. No mucho después de Aurelio y su hijo desastroso y heredero Cómodo, la familia se convirtio al Cristianismo y hubo varios mártires notables entre ellos. Ambrosio nació en Tréveris, la capital imperial de la Galia. Siendo todavía un niño, el padre de Ambrosio murió, y fue llevado a Roma para ser criado. Su infancia la pasó en compañía de muchos miembros del clero, cristianos religiosos de una fe sincera con una sólida comprensión de los desafíos teológicos de la Iglesia de ese día; temas que conocemos bien porque hemos pasado los últimos episodios hablando de ellos; como, la controversia Cristológica que empezó como tormenta primero alrededor de Arrío, y continuo como huracán sangriento entre Cirilo & Nestóreo.
Ahora sería un buen momento para poner unas marcas en la línea de tiempo para que podamos tener una idea de lo que estaba sucediendo cuando Ambrosio estaba creciendo. Donato era el Obispo de Cartago. Los Padres Capadocios, Basilio y los 2 Gregorios estaban afinando el lenguaje adecuado para entender la Trinidad. Atanasio tuvo una larga carrera como el defensor principal de la Ortodoxia Bíblica. Cuando Ambrosio tenia 16 años, el famoso Padre del Desierto Antonio de Egipto murió. Los Godos corrían desenfrenados en el norte de Europa, causando gran consternación en el Imperio Romano. Cuando Ambrosio tuvo 38 años los Godos derrotaron a los Romanos en la Batalla de Andrinópolis en una derrota tan total que el Emperador Valen fue muerto.
Durante la vida de Ambrosio, el Papa Dámaso, gobernaba la Iglesia en Roma. Jerónimo se estaba mudando a Belén para completar la Vulgata. Juan Crisóstomo empezó a servir como Patriarca de Constantinopla. Claramente, muchas cosas de gran importancia estaban sucediendo durante la vida de Ambrosio.
Cuando cumplió 30, Ambrosio, con su base en la capital en Milán, se convirtió en gobernador de todo el Noroeste de Italia. Él tenía a su cargo la responsabilidad para oficiar en las controversias de la Iglesia. Este fue en un tiempo cuando los creyentes de Nicea y los Arrianos estaban en guerra unos con otros; una guerra, que no se luchaba con armas sino con palabras. Ambrosio no era amigo de los Arrianos, pero era tan justo y visto en tan alta estima, que ambos lados lo apoyaban en su rol como gobernador. Cuando el obispo Arriano de Milán murió, Ambrosio asistió a la reunión para elegir a su sustituto, esperando que su presencia pudiera impedir la violencia. Para su sorpresa, ambos lados gritaron que su deseo era que él fuera el reemplazo.
Ambrosio no quiso. Le iba muy bien como líder político. Siguiendo la práctica de muchos en ese momento, todavía ni siquiera había sido bautizado. Pero la gente le escribió al Emperador Valentiniano, solicitando su aprobación de su selección. Ambrosio fue puesto bajo arresto hasta que accedió a servir como el nuevo obispo de Milán.
Ahora bien, si los Arrianos tenían la esperanza de ganar favores por su apoyo por Ambrosio como obispo, fueron destinados a ser decepcionados. Su nuevo obispo contribuyó a definir el significado de lo que significaba la palabra “Ortodoxo”. Él pronto empezó a tratar el problema de los Arrianos y se negó a entregarles un lugar donde ellos se pudieran reunir. Escribió varias obras en contra de ellos que pasaron a ser determinantes para finalmente poner fin al Arrianismo.
Entrenado en la retórica y la ley, y habiendo estudiado Griego, Ambrosio fue conocido por su conocimiento de los eruditos griegos, cristianos y paganos. Además de Filó, Orígenes, y Basilio de Cesárea, citó al neoplatónico Plotino en sus sermones. Fue ampliamente considerado como un excelente predicador.
En muchos de sus mensajes, Ambrosio, expuso sobre las virtudes del ascetismo. Fue tan persuasivo que a veces las familias nobles les prohibían a sus hijas que asistieran a sus servicios, temiendo que cambiaran su estatus de disponible para matrimonio con un potencial el dote de la novia, por la vida de una monja.
Una parte de su consejo pastoral se convirtió en una dicho para el clero: “Cuando estés en Roma, vive en el estilo Romano; cuando se encuentran en otro lugar, vive como viven en otros lugares.”
Ambrosio también introdujo el canto congregacional, y fue acusado de “embrujar” a Milán introduciendo melodías orientales en los himnos que escribía. Gracias a su influencia, el canto de himnos se convirtió en una parte importante de la liturgia Occidental.
Mientras que Ambrosio fue un feroz opositor de la herejía, como se vio en su posición en contra el Arrianismo, su oposición a las cuestiones religiosas no se movió hacia cómo las personas eran tratadas civilmente. Los Arrianos y paganos eran todavía ciudadanos que poseían derechos como ciudadanos. Como seres humanos, eran todavía los objetos del amor de Dios y deseo de salvación. Había que demostrar respeto, incluso mientras se oponía a ellos teológicamente. Esta perspectiva fue tan rara para este tiempo; extraordinariamente raro. Y ganó a Ambrosio gran respeto de todos los sectores.
Mientras que el pueblo en el tiempo de Ambrosio puso a sus escritos y innovaciones en alabanza en el culto como las características más notables de su vida y ministerio, la historia le atribuye otros dos acontecimientos trascendentales que impactaron a la Iglesia.
El Primero, en el ámbito de las relaciones de la iglesia y el estado.
El Segundo sería su influencia sobre un joven pagano que visitó su iglesia y se convirtió en un seguidor de Jesús. Su nombre era Agustín.
Consideremos en primer lugar, el impacto de Ambrosio en las relaciones de la iglesia y el estado.
Su relación con el Emperador Teodosio, quien finalizó una larga tendencia política de moldear al Imperio Romano para ser un estado Cristiano, fue un cambio dramático a los primeros 200 años de la historia de la Iglesia que estaba llena de temporadas crecientes de persecución por los emperadores.
Un ejemplo del cambio del paganismo al Cristianismo se produjo en el año 390, cuando los funcionarios locales encarcelaron a un corredor de carrozas de Tesalónica por comportamiento homosexual. El público se rebeló en contra de esta acción porque el corredor de carrozas era una gran celebridad, un héroe del deporte y favorito de los aficionados. Estallaron disturbios y grandes gritos para que lo liberaran. Algunos de los manifestantes y personas inocentes que se encontraron en medio del disturbio murieron, incluyendo al gobernador. La multitud tomó control de la prisión y el prisionero fue liberado.
El emperador estaba enfurecido por los acontecimientos. Él estaba decidido de vengarse de los habitantes de Tesalónica para su gran desprecio de la ley y el falta de respeto que sintió hacia su persona por la muerte a manos de la multitud de su gobernador. Así que con mucha astucia anunció otra carrera de carrosas. Cuando las multitudes se presentaron y se sentaron en sus asientos, se cerraron las puertas y toda la gente fue muerta en una masacre. Durante las siguientes 3 horas, 7.000 personas fueron muertas por a la espada.
¡Ambrosio quedo atónito! Una vez que se recuperó, él se sentó y compuso una carta a Teodosio, exigiéndole el emperador que se arrepintiera. Como la autoridad principal en el imperio, Teodosio no estaba inclinado a seguir un consejo de un obispo de tierras lejanas. Ambrosio era simplemente un obispo en Milán, Italia; Teodosio era un gobernante poderoso, con su capital en el Oriente, en Constantinopla.
Pero Teodosio no se quedo siempre en Constantinopla.
¿Y que piensas que paso? Los negocios Imperiales lo llevaron, ¡adivina adónde! Exacto – Milán. Y como Emperador Cristiano de un nuevo Imperio Cristiano, Teodosio fue a la iglesia, y esperaba que el Pastor Ambrosio le sirviera la comunión. ¡Ambrosio se negó! Su carta pidiéndole al Emperador que se arrepintiera había sido ignorada. ¿Quién pensaba que era este señor que creía que podría simplemente entrar en la iglesia de Milán y formarse en la línea de la comunión como si nada? ¡Que atrevimiento!
Ambrosio repitió la condición: A menos que el emperador se arrepentirá de su flagrante abuso de poder, y lo hiciera públicamente, ¡la Comunión no pasaría por sus labios! ¡O Ambrosio era muy valiente o tenia un deseo de morir! Un emperador que había ordenado la ejecución de miles probablemente no pensaría mucho de terminar con un solitario, obstinado obispo. Pero Ambrosio demostró que no comprometería su llamado para salvar su vida y Teodosio comprendió que su mejor curso era hacer como se le indicaba y se arrepintió dejando a un lado sus vestimentas reales y los emblemas de Estado, y se humillo al vestirse de cilicio, con una cara marcada con cenizas como signo de penitencia.
Nunca fue la intención de Ambrosio usar esta humillación del Emperador como una forma de elevarse a sí mismo o a otros funcionarios de la iglesia. Era simplemente algo que él creía que Teodosio, que afirmaba ser cristiano, estaba obligada a hacer como una muestra de un sincero arrepentimiento ante Dios. Ambrosio hubiera estado horrorizado cómo los obispos posteriormente utilizaron su posición y poder de administrar los sacramentos como una forma de manipular a los gobernantes civiles y, al hacerlo, utilizar el poder civil para llevar a cabo los planes de la iglesia. O mejor dicho, sus propios fines ocultos bajo una delgada capa de religión.
Aunque Ambrosio no pudo haber previsto las consecuencias de este episodio con el Emperador, introdujo el concepto medieval de un emperador Cristiano dócil y obediente como un “hijo de la Iglesia sirviendo bajo las órdenes de Cristo.” Durante el próximo milenio, dirigentes religiosos y seculares competían entre sí sobre quién era soberano en los diferentes ámbitos de poder de la vida.
Bien podríamos esperar que el Emperador Teodosio abandono Milán con una sed de venganza en lo relacionado a Ambrosio, pero la leyenda nos dice que estaba tan impresionado con la valentía de Ambrosio y la calidad de su testimonio cristiano que dijo, “Yo no conozco a ningún obispo digno de ese nombre, excepto Ambrosio.” Cuando el emperador murió, estaba en los brazos de Ambrosio. Sobre la muerte de Teodosio Ambrosio dijo: “Confieso que me amaba, y siento el dolor de su muerte en el abismo de mi corazón.”
Dos años más tarde, el propio Ambrosio cayó enfermo. Las preocupaciones que se sintieron en todo el territorio italiano fueron expresadas por un escritor que dijo; “Cuando Ambrosio muera, veremos la ruina de Italia.” En la víspera de la Pascua en el año 397, el amado Obispo de Milán tomo su ultimo respiro.
Sólo un nombre está más asociado con Ambrosio que el de Teodosio. Y eso nos lleva al segundo impacto de su ministerio, y los historiadores calculan que es el más importante. Ese nombre es el alumno que brillo mas que su profesor: Agustín. Pero ese es el tema de nuestros próximos episodios . . .
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