Este episodio simplemente se llama “Leo”
Han habido varios Obispos de la Iglesia en Roma, quienes han sido dirigentes capaces y bajo su liderazgo, han establecido a la Iglesia de Roma como la iglesia premier, si no de todo el mundo Cristiano, por lo menos en la parte Occidental del Imperio Romano que ahora estaba en declive. Se puede decir que para la mayoría de los obispos anteriores la persona no era tan importante como el oficio y el trabajo del Obispo. Los Obispos Calixto, Esteban, Dámaso, y Inocencio I todos añadieron considerable autoridad a la Sede Romana. Pero fue Leo Magno quien vio que el Obispo de Roma se convirtiera en lo que podríamos llamar el primer verdadero Papa. Fue con Leo que la idea del oficio del Papa se convirtiera en realidad.
Mientras que los anteriores Obispos de Roma habían sido ciertamente teológicamente astutos, como corresponde a su oficio, Leo puede ser clasificado como un teólogo de primer nivel, posiblemente el teólogo más grande de los que vinieron a tomar el oficio de el y durante un siglo y medio después. Él lucho en contra de los Maniqueos, Priscilianistas, y la herejía de Pelagio, y ganó fama duradera ayudando a terminar de codificar la doctrina ortodoxa de la persona de Cristo.
La vida temprana de Leo es un misterio. La principal fuente de información acerca de él proviene de sus cartas y no comienzan hasta el año 442 d.C., cuando ya era un adulto. Leo era muy probablemente un joven romano que se convirtió en un diácono, un legado bajo los Obispos Celestino I y Sixto III. Un legado es un mensajero especial, enviada por el obispo para llevar los mensajes a los gobernantes civiles. Veámoslo como → Embajador de la Iglesia al rey. Leo fue tan astuta en su tarea como representante de la Iglesia, que el emperador Valentiniano III lo envió en una misión especial para resolver una disputa en Galia entre un par generales que se estaban en desacuerdo. Este era un tiempo de grande disturbios en el norte debido a la amenaza de los bárbaros. Mientras que Leo estaba en su misión de mantener la paz, el Obispo Sixto murió y Leo fue elegido para tomar su lugar. Él sirvió durante los próximos 21 años.
Leo describe sus sentimientos sobre asumir su oficio en un sermón:
“Señor, yo oí tu voz que me llama, y yo tuve miedo: considere el trabajo que fue impuesto sobre mí y temblaba. Para qué proporción hay entre la carga que se me ha asignado y mi debilidad, esta posición y mi nada? Que es más importante de temer que exaltación sin mérito, el ejercicio de las funciones santísimas encomendadas a uno que está enterrado en el pecado? Oh, has puesto en mí esta pesada carga, sopórtalo conmigo, te suplico que seas mi guía y mi apoyo.”
Leo y el papado enfrentaron 2 inmensos problemas.
Primero: el surgimiento de herejías que amenazaban la integridad de la Iglesia; y → Segundo: la desintegración política del Imperio Romano del Occidente.
Leo ofreció 3 tácticas para lidiar con estas dificultades →
1) Acciones para proveer a la iglesia doctrina esencial con una clara posición ortodoxa;
2) Esfuerzos para unificar el gobierno de la iglesia bajo el papado soberano; y
3) Intentos de negociar la paz con los enemigos del Imperio.
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En el frente doctrinal, Leo refutó teológicamente las principales herejías de sus tiempos y utilizo el enjuiciamiento penal imperial y el destierro para deshacerse de los impenitentes herejes. El mas alto logro de Leo fue probablemente la formación y aceptación de un dogma o enseñanza Cristológica Ortodoxa.
Aunque en la batalla doctrinal el Arrianismo estaba en plena retirada, en el 5º siglo Leo luchó con lo que se llamaba Eutiquianismo. Vamos a entrar en ese tema más en profundidad en un próximo episodio pero por ahora permítanme decir que el Eutiquianismo fue una de las maneras que en el 4º y 5º siglo se intentaba comprender la naturaleza de Jesús. Él era Dios, hombre o ambos? Y si ambos, ¿cómo se relacionaban las e naturalezas? En el Eutiquianismo ellos decían que Jesús tenía dos naturalezas humana y divina, pero que la divina había dominado completamente a la humana, como una gota de vinagre es abrumado por el mar. Más tarde llegaría a ser conocido con la etiqueta que tal vez usted puede haber oído = el monofismo.
La manera en que Leo ataco esta aberrante enseñanza fue genial. En lugar de confiar en la represión de la doctrina, trajo a su principal defensor, Eustaquio, a Roma para tener largas discusiones y después de una minuciosa investigación y deliberación, publicó una carta escrita con cuidado, la cual es el famoso Tomo de Leo. En el establece una clara exposición de las 2 naturalezas en 1 persona de Cristo, la cual se convirtió en la base para el Concilio de Calcedonia del año 451 d.C. que estableció la formulación permanente de la doctrina Cristológica para la iglesia.
Solo esta hazaña marcaría a Leo como digno del honorifico “el grande” pero hizo algo más, mucho más. Rescató a la ciudad de Roma de la destrucción, no solo una vez, sino dos veces! Cuando Atila y sus Hunos, conocido como el “azote de dios”, destruyó la ciudad italiana de Aquilea en el año 452 d.C. y todos sabían que Roma era la que seguía en la lista del destrucción del bárbaro. Leo con un par de compañeros, viajó hacia el norte, entró en el campamento hostil, y convenció a Atila de no destruir a la gran ciudad. Piensa en esto; una simple palabra del obispo logró lo que la una vez poderosa Roma no hacer y pudo convencer a los bárbaros que se fueran a casa.
A continuación, 3 años más tarde, cuando el Rey Vándalo Genserico estaba listo para hacer lo que Atila no había hecho, Leo fue capaz de obtener una promesa de los Vándalos de robar a la ciudad de su riquezas pero no quemarla o matar a la población. El saqueo duró dos semanas, pero cuando los saqueadores finalmente se fueron, la ciudad seguía en pie y todos sus ciudadanos, aunque un poco sacudidos aún estaban vivos; y eternamente agradecidos por la intervención de Leo.
Murió en el año 461 d.C., y fue enterrado en la Iglesia de San Pedro.
Las obras literarias de Leo constan de casi un centenar de sermones y más de 170 cartas. Su colección de sermones es la primera que tenemos de un Obispo Romano. Declaró que la predicación es un deber sagrado. Sus sermones eran cortos y sencillos.
Leo fue un hombre de extraordinaria actividad. Él tuvo una destacada participación en todos los asuntos de la Iglesia. Mientras que su vida privada se desconoce, no hay una sugerencia de nada que nos de motivos para pensar que no igual de puro en su motivación y moralidad. Su celo, tiempo y fuerza fueron todos dedicados a los intereses de la fe. Si Leo veía a la fe, principalmente a través del lente de la vida y la difusión de la Iglesia en Roma, deberíamos atribuirlo a su convicción de que Roma había sido escogida por Dios para ser la base principal de la Iglesia; su sede.
Como historiador de la Iglesia Philip Schaff dijo, Leo fue animado por una inquebrantable convicción de que Dios le había comisionado a él, como el sucesor de Pedro, el cuidado de toda la Iglesia. Él preveía todos los argumentos dogmáticos por los cual la primacía del papado se estableciera en el futuro. Leo hacia el argumento que la Roca sobre la cual estaba construida la Iglesia, citada por Jesús en Mateo 16, significaba que Pedro y su confesión de fe, puso la piedra angular de LA Fe. Leo alegó que, mientras Cristo era en el más alto sentido la Roca y la Fundación de la Iglesia, su autoridad se transmite principalmente a Pedro. A Pedro específicamente, Cristo le ha confiado las llaves del Reino Apostólico. Además, la oración de Jesús que Pedro se fortalezca de manera que el pueda fortalecer a otros estableció a Pedro con el rol como líder entre los apóstoles. Después de la resurrección de Jesús, igualmente vemos la afirmación de la llamada de Pedro a, “Apacentar mis ovejas”, Pedro el pastor y príncipe de la Iglesia entera, a través de quien ejerce su señorío universal de Cristo en la tierra.
Pero Leo fue más allá, dijo que la primacía de Pedro no se limitó a la era apostólica; enseñando que a los siguientes obispos de Roma, Pedro les paso la autoridad de Jesús que le había sido dada. Leo afirmó que solamente Roma podría servir como el centro de la Iglesia, porque era un centro religioso y político. Claro, Constantinopla era el centro político actual pero carecía de ascendencia espiritual de Roma. Alejandría y Antioquía eran religiosos, pero no en centros políticos. Solamente Roma proporcionaba suficiente peso político y espiritual para ser el centro de la manifestación terrenal del reino de Dios.
Mientras que Leo se enfocaba mucho en el lugar de Roma como premier entre las iglesias, él seguía siendo humilde. Esta humildad personal fue compensada por su determinación de que otros dieran honor a su posición como si el fuera un Pedro moderno. Cada año habia una celebración especial convocada para conmemorar su ascensión a la sede de Pedro. Él tomaba títulos confusos como “Siervo de los siervos de Dios”, “Vicario de Cristo”, e incluso “Dios en la tierra.”
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Por otro lado, si has leído mi biografía en el sitio de sanctorum.us, sabes que soy un pastor evangélico, de una iglesia sin denominación, seguidor de Jesús. Como he compartido en un podcast anterior, es interesante leer los comentarios de los oyentes que piensan que obviamente soy ⇒ Católico, Ortodoxo Oriental, Reformado, Pentecostés o algún otro sabores de la fe. Supongo que las personas confunden cual es mi punto de vista personal, porque lo que estoy tratando, aunque con a veces dificultades, es tratar el material en forma imparcial y justa. Por lo tanto, sospecho lo que esta sucediendo en la mente de un montón de oyentes ahora después de compartir sobre la gran apologética de Leo para la primacía de Pedro; y se están preguntando si no me he vuelto Católico!
Permítanme responder compartiendo esto . . .
Mientras que Leo hizo un buen caso para el Obispo de Roma es el sucesor espiritual de Pedro, ¿qué pasa con el hecho de que el mismo Pedro pasa sobre su primacía en silencio. En sus cartas del Nuevo Testamente el expresamente advertía contra establecer una jerarquía mientras que Leo usaba cada oportunidad para afirmar su autoridad. En Antioquía, cuando Pedro desempeñó el papel de hipócrita, el dócilmente tomo la corrección del apóstol Pablo. Leo, por otra parte, declaró que cualquier resistencia a su autoridad como un impío el orgullo y el camino seguro al infierno. Bajo Leo, la obediencia al Papa era una condición para la salvación. Afirmó que cualquier persona que no estaba en armonía con Roma y la veía como la cabeza del cuerpo, y el punto del cual todos los dones de gracia descendían, no estaba EN la Iglesia y, por tanto, no tomaba parte en la gracia o el cuerpo de Cristo.
Schaff escribió,
Este es la legítima pero aterradora lógica del principio papal, que limita el reino de Dios a las líneas estrechas de una organización en particular, y hace que el reinado espiritual y universal de Cristo sea dependiente a una forma temporal y un organismo humano.
Otro punto importante: Crucial a la idea de que el Obispo de Roma fue y es el heredero espiritual de la autoridad apostólica de Pedro es la suposición de que Peter fundo y dirigió a la iglesia en Roma. Simplemente no hay una pizca de evidencia para ello. Seguro, Pedro se dirigió a Roma, pero además de ser enterrado allí, no hay pruebas de que alguna vez funcionó como el líder de la iglesia. La suposición de que él debe haber sido, porque él era un apóstol, sería como si Billy Graham visitaba nuestra ciudad y asistió a nuestra iglesia durante unas pocas semanas, y empezáramos a decir que él ERA el pastor – y más tarde los pastores podrían reclamar que operaban en la autoridad y ministerio de Billy Graham.
En el desempeño de su idea de la posición del Papa, Leo muestra una astuta diplomacia y consistencia que caracteriza a algunos de los Papas de la Edad Media. Ciertamente, las circunstancias de los tiempos estaban en su favor. Esta fue la época de la caída del Imperio de Occidente. El Oriente estaba dividido por controversias doctrinales que veremos en un episodio posterior. África fue conquistada por los bárbaros. El Oeste estuvo sin liderazgo político, y no había fuertes líderes de la iglesia como de la estatura de Atanasio o de Jerónimo para liderar.
Leo tomó ventaja de los Vándalos Arrianos alborotando todo el norte de África, dando lugar a la palabra que conmemora su carrera – Vándalo, para escribirle los obispos de África con las palabras de su pastor y cuidador. Ansiosamente se pusieron bajo su autoridad en el año 443 d.C.. Desterró a los últimos herejes Maniqueos y Pelágicos desde Italia. Luego en el año 444 d.C. Leo miro hacia el Este y comenzó a afirmar a los Obispos en puestos claves, invadiendo el territorio que había estado bajo la jurisdicción de Constantinopla, Alejandría y Antioquía. Pero Leo se reservo para si mismo el derecho de apelación por los obispos inferiores en casos importantes; las cosas que deberían ser decididas por el Papa según la revelación divina.
Vamos a aprender un poco más sobre el Papa Leo I, llamado Leo Magno en futuros episodios desde que él desempeñó un papel clave en la vida de la Iglesia en el 5º siglo.
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